Hace unas semanas me fui de viaje a Canta para un proyecto fotogràfico llamado "Yakumama: la ruta del agua" que tiene como proposito fotografiar el trayecto del agua hacia la cuenca del rìo Chillòn. El viaje y alojamiento lo costeaba la ONG Alternativa y los equipos lo proporcionaba la PUCP. Todo estaba preparado, las ganas de fotografiar y salir de viaje no faltaban, es asì que alisté mi mochila ( lo mínimo e indispensable) cogì mi càmara y me fui con rumbo a lo inesperado.El bus nos esperaba 7.30 am en la puerta de la universidad y a las 8 estabamos saliendo, pero como buenos peruanos que somos salimos a las 8.30 am. Hicimos varias escalas antes de llegar a Canta, primero pasamos por la planta de producciòn de Punchauca para fotografiar y luego nos dirigimos a los centros poblados rurales de Santa Rosa de Quives.
Eramos un total de 22 alumnos acompañados de profesores y jefes de pràctica que participaban del proyecto. Algunos fotografiaban el recorrido del rìo; otros, paisajes, otros, plantas, yo fotografiaba de todo un poco, entre paisajes, flores y rìos. El camino en el que andabamos era un sendero de ùnica vìa, asì que nadie se podía perder. El sol estaba en su màximo explendor y mi càmara con la bateria cargada y esperando a llenar esa tarjeta de 1gb.
Al principio andabamos por grupos, pero después cada quien por su lado, en especial yo que caminaba y me detenia a fotografiar lo que màs me llamara la atención, no importaba cuanto me demorara en captar la imagen que yo queria. Las horas iban pasando y el sol ya se estaba ocultando, ya iban hacer las 6 de la tarde y aún no llegaba a Obrajillo.
el parque central de Obrajillo fotografiando la Catedral, es asì que mi compañera y yo nos dirigimos hacia allá.
Por màs que me abrigaba y abrigaba no dejaba de tener frìo, las noches en Canta son bien heladas, lo único que quería es estar en mi cama, que por cierto solo tenìa dos frazadas para esta friolenta niña. Sin embargo, los chicos hicieron una fogata y nos pasaron la voz. La profesora Susana P. comprò amburguesas, hot dogs y muss de chocolate, que por cierto estaba muy rico, y por primera vez en mi vida la vi en su faceta de cocinera improvisada, y claro no podìa faltar el compañero de todo viaje, el que te caliente por màs que estes a 0 grados, el tìpico Ron que se hizo rotar por todos nosotros. 



