
A pesar de saber todas estas cosas, fui la primera en alzar la mano y proponer ir para ese lugar al igual que otra chica del curso de foto 1, el guía recomendó a la profesora que nos acompañara un hombre, así que el escogido a dedo y por desición unánime fue el único chico que nos acompañaba llamado David, él es practicante de la oficina de fotografía de la facultad, cuenta con un gran conocimiento fotográfico y tiene buen ojo para captar imagenes de aves y animales silvestres.
Es así que nos fuimos rumbo a Puente nuevo, la chica de foto 1 llamada Fiorella, David, nuestro Indiana Jhons de Canta, y lo digo en serio, se parecía a ese personaje típico de la aventura y yo.

Como no teniamos mucho tiempo y nos faltaba camino por recorrer, David nos sugirió que cada una vaya a una pequeña zona de Puente nuevo, como yo queria tomar fotos a la catarata, yo me encargué de ese lugar, y David y Fiorella se fueron por otras zonas.
Entonces, en ese momento era la catarata y yo, yo y la catarata, la naturaleza vs el hombre. Mientras caminaba o mejor dicho trataba de saltar y pasar las dificultosas rocas y no caerme en los riachuelos sosteniendo una cámara Canon de apróximadamente mil doláres sin que nada le pase, empecé a recordar lo que había dicho el guía acerca de los robos y también empecé a recordar lo que una vez me contó mi amiga cuando fue a Canta y del fallido robo que sufrió cerca de una catarata, como es normal uní las dos ideas y el pánico y miedo cundieron por mi mente.

Para empezar, estaba sola completamente sola, no había nadie a mi al rededor y presentía que si me pasaba algo y gritaba nadie me iba a escuchar; segundo, el camino para llegar a la catarata estaba bien pero bien feo, y mientras andaba hacía ella no sabía si iba poder regresar; y tercero, lo más importante, es que nada le pase a la cámara.
No obstante, saltando y saltando, bordeando piedras inmensas y por lo menos tratando de no mojarme tanto las zapatillas, porque debido a un deslíz me caí y me mojé, pero ojo! felizmente no le pasó nada a la cámara, llegué a estar al frente de ella, la dichosa catarata, la inmensa catarata. Era la única del grupo que estaba ahí, y la única que la fotografió, pero con mucho miedo y nerviosismo. Al fin me dije "estoy aquí", pero era tan grande mi miedo de estar en ese lugar solita y de no saber cómo iba a pasar de nuevo ese camino tan empedregoso que no me concentré muy bien y lo admito el miedo se allanó de mi cuerpo y no realicé las mejores fotos, no hice caso de mi lema que tengo desde que empecé la facultad y es que a "ante cualquier dificultad que tenga que ver con mi carrera, siempre dar un paso y enfrentarlo" sin embargo, siento que fallé, fallé aquel día en estar en frente de la catarta y no poder tomar mejores fotos de las que tomé, fallé al espíritu que tiene todo fotografo de no perder la oportunidad de fotografiar las mejores tomas, simplemente fallé y me desfraude a mi misma.

El viaje acabó con una suculenta trucha y yuquitas de fondo, ya de regreso, en el bus, todos empezamos a ver nuestras fotografías y editarlas, pronto ya ibamos a regresar a Lima city.
1 comentario:
No conosco canta... me invitas?
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